- Oscuras costas abruptas que me asaltan en los mil sueños febriles de las mil veces malditas -aquellas- tardes de la primera semana de octubre; cuando mil viajes por mi ciudad me resultan ajenos, cuando nada -de lo que fue y de lo que puede o pueda ser; o llegar a ser- me importa nada. Absolutamente nada. Cuando con las lágrimas a punto de brotar suplico algo de tiempo, y de repente llueve y el tiempo se detiene. Congelado en cada poro de la empapada piel de mi cara, agua que junto al viento me abofetea y zarandeándome me atrapa y me trae de nuevo a la realidad donde -de momento y sin saber por cuanto- aún sigo.
- "...o en más sangre con la que escribir."
- Confieso que a veces, aún me tuerzo al escribir a mano. Poco, pero algo.
- Del enfado al dolor y del dolor al enfado. Y vuelta a empezar pasando todas y cada una de las veces por la incredulidad más absoluta. Recalando a veces en el llanto contenido. ¿Hasta cuándo? Hasta siempre.
- Y leer mil tonterías escritas en mil hojas que habrían albergado -sin dudar- mejores ideas. Puede que no mil, pero con una sóla bastaba.
- Aún no. Aún no...
- ¿Hacia dónde me llevan estos pasos? ¿Hacia donde yo quiero? ¿Hacia donde quieren ellos?
- "Es un largo trecho y desaparecer..."
- Demasiadas sensaciones para una sóla tarde. Demasiadas preguntas para una sóla tarde.
- [...]
Clint Mansell - Shell Shock.
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