- Hay una palabra que lo justifica todo.
- No se por qué lo hago. Pero no encuentro motivos para dejar de hacerlo.
- Después de ti. Después de todo, el humo seguirá subiendo, el agua bajando, el sol calentando y el viento enfriando. ¿Qué eres? ¿Quién eres? ¿Quién crees que eres? ¿Qué son tus problemas? ¿A quién le importan tus problemas? ¿A quién crees que le importan tus problemas? A nadie, exacto; a ti tampoco deberían importarte, después de todo, mañana volverá a salir el sol, así que no te preocupes por nada de eso. Realmente no merece la pena.
- Supongo que conviene dejarse algún sueño sin cumplir.
- “El hombre que escribe oscuro no puede hacerse ilusiones: o se engaña, o trata de engañar a los demás.” Stendhal.
- Urania.
- Soledad compartida. Eso es.
- [...]
"¿Quién juzgará las razones de conciencia?
¿quién está limpio para condenar la violencia?
¿quién dictará qué valores no son humanos?
¿quién justificará cuando masacren a tus hermanos?
¿quién puede decir dónde el odio empieza?
¿quién es capaz de poner precio a tu cabeza?
¿quién decidirá dónde acaba la cordura?
¿quién te aliviará cuando tus heridas ya no curan?"
¿quién está limpio para condenar la violencia?
¿quién dictará qué valores no son humanos?
¿quién justificará cuando masacren a tus hermanos?
¿quién puede decir dónde el odio empieza?
¿quién es capaz de poner precio a tu cabeza?
¿quién decidirá dónde acaba la cordura?
¿quién te aliviará cuando tus heridas ya no curan?"
Reincidentes - La historia se repite.
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