lunes, 5 de noviembre de 2007

“Conviene ir pensando en acabar”

No era un profesor más, era el profesor de Biología y Geología. Todos –esto quizá lo debería escribir con mayúsculas- le admiraban y respetaban en el instituto más que a cualquier otro profesor, ya fuese el resto de docentes o los alumnos, sin distinción entre buenos, regulares o malos alumnos. Era un personaje excepcional –y espero que lo siga siendo- .

Era un profesor de los de verdad, de los que no sólo instruyen o enseñan, sino de los que “invitan” al alumno a que piense por sí mismo, a que tome sus propias decisiones y sea consciente en cada momento de que todas y cada una de esas decisiones traen consigo consecuencias que deben ser tenidas en cuenta. Tenidas en cuenta incluso cuando se copia en un examen.

Su método de enseñanza era muy diferente al del resto de profesores de aquel curso –y de todos los que he tenido a lo largo del tiempo-. No era de ese tipo de profesores excéntricos que suelen protagonizar películas estadounidenses. Pero si que tenía un gran sentido del humor y una ironía extremadamente afilada. De ese tipo de personas que prácticamente todo lo que dicen lleva implícito un altísimo grado de ironía. Era extremadamente respetuoso, pero capaz de bromear con todos y cada uno de los alumnos, profesores...

Claro que él también recibía las bromas, pero eso sí, el tipo las sabía encajar como se debe, con mucho humor, siempre y cuando fuesen bromas inteligentes y extremadamente irónicas. Sobre todo eso, irónicas.

Recuerdo una anécdota que sirve especialmente para ilustrar este aspecto de su manera de ser: En cierta ocasión, un alumno no muy bueno –académica y personalmente - quiso aventurarse más de la cuenta, y hacerle una broma al profesor y a costa del profesor; pues bien, la broma resultó graciosa y todos los presentes en aquella clase de geología no echamos a reír. Sin saber que lo mejor estaba aún por venir. La respuesta del profesor fue irónica a más no poder pero no provocó ninguna carcajada, solamente algunos esbozamos una leve sonrisa y mirando al profesor y mirándonos entre nosotros mientras pensábamos “– Joder, ¡Qué tío¡”. El alumno en cuestión no se enteró de nada y permaneció la siguiente hora prácticamente callado –salvo por que de vez en cuándo preguntaba a sus amigos, ¿qué le había llamado el profesor?- y mirando al profesor con ojos vengativos.


¡¡Doquiera que esté, un saludo Don Miguel!!


PD: La frase del título del post era lo que nos decía cuando quedaban cinco minutos para que acabase el tiempo del examen. Espero no olvidarla jamás.

PPD: Cualquier persona que reconozca esa frase sabrá perfectamente de quién estoy hablando.



"When I was just a baby my mama told me. Son,
always be a good boy, don´t ever play with guns.
But I shot a man in Reno just to watch him die
When I hear that whistle blowing, I hang my head and cry.."


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